Sunday, August 24, 2008

En la guerra

Mil veces tomé mi pistola y caminé furtivamente a un lugar alejado y secreto, para dispararla estruendosamente mientras imaginaba que la descargaba heroicamente en el campo de batalla. Con el pasar de los días mi cuerpo sentía con más fuerza el llamado a las armas. Hasta que un día la guerra me tomó por sorpresa y como cualquier soldado en su primer batalla, después de ver a la muerte directamente a los ojos, con respiración agitada y mano insegura; descargué la pistola rápidamente. Su cuerpo apenas sangró dejando una marca en las sábanas como prueba de nuestro primer amor.


1 comment:

Unknown said...

interesante analogia, tal como la llamada muerte chiquita o el nacimiento de la pulsion de muerte tras la culminación de la pulsiopn de vida. o como quien dice ta gûeno